Hoy vengo a traeros una historia que no trata sobre mi, pero que quiero que leáis:
Es horrible no tener a nadie. Pero es aún más horrible no haber tenido nunca a nadie, conocer a alguien increíble y perderle.
Normalmente suelo ser borde con todo ser vivo que se acerque a mi. Por temor a encariñarme y terminar herida.
Soy así de egoísta.
Pero esta vez... no sé, deposité mucha confianza en esa persona. Sentía que de algún modo me entendía
Nunca le hablaba, tenía miedo de descubrir lo increíble que era y que me pasara justo lo que me ha pasado. A parte soy extremadamente tímida
En el fondo lo sabía.
Pero no quería darme cuenta.
Una fracasada no debe relacionarse con alguien cómo él. Soy demasiado ingenua e ilusa.
Desde hace tiempo necesitaba una rutina. No es bueno tener tanto tiempo libre.
Entonces decidí apuntarme a clases por las tardes. Aunque fueran dos horas nada más. Algo es algo.
Siempre he tenido malos recuerdos de mi vida cómo estudiante. No tenía amigos por ser rara. Nunca me terminé de llevar bien con alguien
Tenía muchos problemas de pequeña. Tanto en casa como en el colegio. A veces solo quería desaparecer. Sentía que ya no podía más.
Pero nadie veía eso.
Entonces, cuando fui por primera vez a este colegio, tenía miedo. Demasiadas experiencias negativas.
Entré. Llegué tarde y todos estaban sentados. La gente se me quedó mirando. Y yo me senté evitándolos a todos.
Me senté en el pupitre más cercano a la puerta, que a su vez es el último de todos. Aún sabiendo que desde allí no veía la pizarra.
Simplemente no quería molestar ni que la gente me mirara. Solo quería pasar desapercibida.
En los descansos, la gente se bajaba a fumar y yo me quedaba con mis auriculares arriba.
No tenía pensado en ningún momento hablar o establecer ningún lazo con nadie.
Simplemente tenía miedo.
Al día siguiente empecé a llegar antes que nadie y sentarme en el primer pupitre. Nadie se sentaba en la primera fila, asi que estaba sola.
Pero al menos veía bien la pizarra.
Cogí esa costumbre. Pasar allí las horas que me tocaban, atendiendo y punto. Ignorando todo mi alrededor.
Entonces, un chico, el más inteligente y chachi de mi clase, empezó a quedarse conmigo en los descansos.
Mantuvimos "conversaciones" de 4 o 5 palabras. Pero a mi me bastaba con eso.
A veces ni siquiera hablábamos, pero el hecho de que no pasara de mi, como hacían todos, me alegraba.
Entonces también empezó a sentarse conmigo. Empezamos a hablar más y encontramos muchos gustos en común.
En mi interior sentía que no merecía su compañía. Él no era un fracasado cómo yo. Él era increíble. Demasiado.
Y no me equivoqué en eso.
Él me trataba de una forma especial. Le conté cosas sobre mi pasado, que casi nadie más sabe.
Naza, no seas idiota. No.
Me dijo que no era una fracasada, me dijo que era increíble. Me dijo que confiara en él.
Me lo dijo mirándome a los ojos. Y por un momento, me sentí feliz..
Sentí algo muy parecido a la felicidad. Había encontrado a alguien que me entendía. Que no me pisoteaba por ser diferente.
Me besó. Y me dijo cosas preciosas. Pero preciosas de verdad. Empezó a gustarme vivir en esta mierda de pueblo
Le regalé un dibujo. Porque dijo que le gustaba como dibujaba. Me sentí útil.
Me encantaba llegar a clase y que se sentara a mi lado. Dejé de sentirme sola. Amaba esa sensación, que, nunca antes había experimentado.
Estaba empezando a sentir aprecio por él. Sí, aprecio. Era todo perfecto. Y yo, la antisocial de mierda, estaba apreciando a una persona.
Pero al día siguiente todo cambió.
Se sentó a mi lado. Y no hablamos nada.
Llegó el descanso y no hablamos nada.
Salimos y solo me dijo: "Nos vemos mañana." y me abrazó.
Ese abrazo se sentía como una despedida.
Algo cambió. Aún no sé que es. Y no sé si quiero saberlo.
El caso es que, me dijo, ''Lo siento, podemos ser amigos, si quieres'' No lo entendí.
Se supone que ya éramos amigos. ¿Qué quería decir?
Aún sigo sin saberlo. Me dijo que no quería hacerme daño, que había cometido un error.
Besarme. Supongo.
Y sinceramente, me dolió.
Muchísimo.
Por eso siempre he sido una antisocial de mierda. Porque soy cobarde. Porque tengo miedo a sufrir.
Y hoy no he ido a clase. Porque no sé cómo reaccionar si lo veo. Porque tengo miedo.
Temo llegar a clase y volver a tener que sentarme sola.
Temo volver a quedarme sola en los descansos.
Realmente, odio estar sola.
Pero sobre todo, tengo miedo de la gente. Se darán cuenta de que la única persona que se llevaba bien conmigo ha terminado alejándose de mi.
Cómo siempre, vaya.
Tengo miedo de lo que puedan decir. Algo así cómo:
''¿Ya no te sientas con ella?''
Solo con eso, yo me derrumbaría.
Soy a así de estúpida o de sensible. No sé como llamarlo.
Y sé que él no leerá todo esto.
También sé que no me ha echado en falta hoy en clase. Yo tampoco me echaría de menos.
Ale ya está...