Antes de todo darle las gracias a la persona que me ha recordado que tengo un blog donde desahogarme ella sabe quien es y simplemente eso, gracias.
Ahora al turrón, estamos en Febrero y los universitarios en plena época de exámenes. Como todo el mundo sabe durante esta época cualquier cosa que hagas se vuelve más interesante que estudiar. Y todo esto nos lleva hasta ahora mismo, donde me encuentro escribiendo antes que estudiando. Durante esta época me estoy dando cuenta de que el trabajo diario recompensa mucho más de lo que creía. Siempre he vivido en el menor esfuerzo, en todo para el último día. Mi lema era "Lo dejo para el futuro así mi yo del futuro es más viejo ergo más sabio", pero tras un año bastante relajado en Chipre, veo las cosas desde otra perspectiva. Ya empiezo a ver el cuarto de siglo sobre mis espaldas y mi futuro tambalearse, tengo que coger el toro por los cuernos y dejarme de tonterías. Dos años de vida relajada son más que suficientes.
Y es que tras esos dos años te das cuenta de que nunca los recuperarás, que es un tiempo que has perdido y que nunca va a volver. Hay 3 cosas que nunca vuelven el tiempo pasado, la flecha lanzada y la palabra dicha. Y hay que tener mucho cuidado con lo que hacemos y dejamos de hacer. Cuando llegas a la edad en la que nadie te dice lo que tienes que hacer se puede caer fácilmente en la vagancia y la vida fácil valga la redundancia. Y no te das cuenta de que poco a poco vas cavando la tumba de tu futuro, que te estás robando tu propia felicidad del mañana. Por eso hay que trabajar poco a poco cada día para que no se te acumule el trabajo en la fecha límite. Pero no solo es trabajar y ponerte las pilas, también hay que saber a donde te diriges y que quieres hacer.
Las metas son importantes, te recuerdan que camino debes seguir. Pero también hay que disfrutar del camino en sí, es más importante que la meta. De hecho nunca está de más mirar atrás o parar un poco a disfrutar del momento. Pero como todo en esta vida en el termino medio ni mucho ni poco. Como conclusión decir que me encuentro en un momento de mi vida inmejorable y que la mejor decisión que he tomado en toda mi vida ha sido el echarle un par de huevos y coger las riendas de mi vida. Mucha gente debería dejarse de tonterías y mirar al futuro para controlar su presente.